martes, 16 de agosto de 2011

EL NIÑO QUE NUNCA DEJE DE SER


En un rincon reposa algun soldadito de plastico, mudo testigo de una infancia que me resisto a abandonar aunque hace algunas decadas que biologicamente lo hice. Soldadito que me transporta al presente de luchas, y que me da el ejemplo firme de quedarse parado por años aunque pasen el tiempo y las ganas, fusil en mano, mirada altiva y uniforme quemado por mis delirios piromaniacos pre adolescentes, y aun asi, seguia firme a mi lado.

En otro rincon, el autito al cual me encaramaba con la imaginacion para recorrer veloz el ancho y largo de mi habitacion y desde alli, comprobar que el mundo no tenia limites, aunque afuera se cayese el cielo de agua o fuera de noche y yo ya hubiese tenido que estar dormido. Ese autito de colores vivos siempre me llevaba lejos, donde el limite era solo mi pensamiento.

Desde arriba de la repisa me observa mi vieja guitarra. Ya sin cuerdas, con agujeros del tiempo y llena de polvo, pero siempre presta a arrancarse una melodia si se lo pido. A su lado mi coleccion de tickets, entradas y fotos de los lugares donde fui, los sitios que atesoraron mis mejores momentos. Y mas alla, los cassettes con mucho polvo, algunos vinilos a colores, y la radio casettera que me llevaba ya sin el autito a volar en el mundo mas lejos.

Tuve una infancia feliz gracias a mis padres. Con mis cinco de enero en vela, con mis cumpleaños donde nunca falto torta y alegria aunque los tiempos no hayan sido los mejores. Con las revistas traidas del kiosko o los libros que nunca faltaron aunque costase llevar el pan. Por esa infancia feliz que tuve es que siento que hoy, cuando soy el proveedor de un infante de casi diez años, debo darle como siempre procure, una infancia feliz, aun sin mi presencia fisica tanto como ambos quisieramos, pero con la calidad del tiempo compartido y con los juguetes que de a poco van quedando en su recuerdo, a medida que va entrando en la edad en que todo se olvida... por unos años...

De esta manera exorcizo mi deseo de hacerme eterno en su sonrisa. Y honro a mis padres haciendo feliz a mi hijo. Asi, cuando a el le toque mirar su soldadito, su autito, su guitarra o sus libros, pueda decir cuan feliz fue cuando era niño...

Mas que ese reconocimiento, no le pido nada a la vida...

Feliz dia al niño que llevamos dentro...

lunes, 1 de agosto de 2011

CUANDO EL MITO DEL TUNEL DEL TIEMPO SE HIZO REALIDAD


Una de las utopias de la humanidad es viajar en el tiempo. Descorrer el velo de la paradoja existente historicamente como un reto a la capacidad inventiva del hombre y poder meterse en una capsula que lo transportase a epocas historicamente signficativas en algunos casos, o emocionalmente ricas en la mayoria de ellos.

Quien tuviera en su patio del fondo una de estas capsular bien podria considerarse afortunado. Poder introducirse en ella y recorrer distancias en reversa, corregir los errores, vivenciar los fracasos, enderezar los rumbos o quizas solamente poder revivir lo disfrutado y que, en la conciencia de la realidad, ya no volvera jamas.

Esa capsula no existe. Ese desafio fisico y cuantico del viaje en el tiempo sigue siendo una probabilidad improbable en los papeles. Pero cuando hay factores que coinciden en un punto en el espacio buscando coincidencia de efectos y de afectos, cuando se hermanan la ilusion y la realidad y dan como fruto la vivencia, no existen capsulas ni son necesarias. El viaje en el tiempo se produce y los resultados son maravillosos.

Mi capsula del tiempo se ubico en el centro de Asuncion el sabado 30 de julio. Como en cualquier experimento que se precie de ser enigmatico respecto al resultado, el tiempo era gris y lluvioso. Pero la magia se produjo, vestida de blanco y de gris. Con dudas al respecto, estas se disipaban como las nubes al paso de la comitiva orgullosa que se dirigia al corazon neuralgico de este pais que latio ese sabado al ritmo de la bandalisa que armamos con tanto cariño. Ellas, preciosas como el sol que no se veia pero brillaba en lo alto, radiantes en sus jumpers como si solo hubiesen pasado unos dias desde que nos dejamos de ver, con la mirada brillante, los cuerpos moldeados por la naturaleza que las bendijo con maternidades o con esbelteces, pero siempre lindas al extremo superlativo, con la belleza en el rostro regalandose a todos como la flor regala su aroma, y sobre todo la lagrima facil de aquellas quienes han llorado perdidas y ganancias, pero tambien emociones y alegrias, porque la felicidad que te arranca una lagrima es la mas pura incluso en su paradoja de llanto alegre. Y ellos, erguidos, firmes y con los pechos henchidos de orgullo, fortalezas inexpugnables aun ante enfermedades que no les impidieron marchar, caminando o en sillas de ruedas, ayudados o ayudando, pero presentes en el encuentro con la historia.

Y alli, en esa ensalada atemporal nos mezclamos los comunes y los famosos, los independientes y los empleados, las amas de casa y las empresarias, los de ideologias politicas antagonicas y clubes deportivos enfrentados. Nos hermanaba un atuendo que simbolizaba muchas cosas a la vez: compromiso, felicidad, reencuentro, paginas que se cerraban y vueltas de hoja necesarias, capitulos nuevos que se abrian y abrazos que se confundian despues de mucho tiempo, pero siempre y de manera absoluta, bajo la advocacion de un credo: el de la excelencia, el de amar y servir en todo.

El dia se hizo corto para tanto cariño, para tanto tiempo robado al tiempo, para tanta burla a los calendarios, a los minuteros que nos cercenan la vida a diario y que en ese momento eran complices de nuestros anhelos, regalandonos instantaneas de un tiempo, que, por lo visto, nunca se ha ido.

Por eso, si lloraste el sabado, esta bien. Porque el tiempo no se fue, nunca se ha ido. Esta ahi, al alcance de las voluntades y de el deseo. Depende del querer, del animarse a volver a ser lo que nunca se dejo de vivir, de reencontrarse con lo esencial de cada uno que, por lo visto, aunque invisible a los ojos, sigue fresco en la memoria de los que compartieron con uno años pasados.

Hoy, dos dias mas viejo, puedo decir que aprendi que el tunel del tiempo es un mito que se vuelve realidad. Solo faltan los afectos y las ganas de manifestarlos. Y creo que el sabado 30, los afectos sobraron.

Gracias por ser parte de esto...